[vc_row][vc_column][vc_column_text]Según las Naciones Unidas, en el mundo, unos 430 millones de personas padecen una pérdida de audición discapacitante y requieren rehabilitación. Se calcula que en 2050 esa cifra superará los 700 millones.
Esto porque la sordera es una condición que se puede presentar por causas congénitas o adquiridas.
En otros artículos hemos hablado de distintas causas de pérdida de audición como el envejecimiento, alteraciones genéticas, afectación neurosensorial, acumulación gradual de cerumen, accidentes, tímpanos rotos por ruidos muy fuertes, tumores, e incluso, algunos medicamentos para el cáncer.
Pero pocas personas saben que ciertas enfermedades, especialmente las infecciosas, pueden generar también sordera en quienes las padecen. Hoy hablaremos de cuatro.
Meningitis:
Se entiende como la inflamación de las membranas protectoras que recubren el cerebro y la médula espinal (meninges).
Esta inflamación, que se puede producir por una infección viral, bacteriana o por otros microorganismos, tiene una alta mortalidad y los supervivientes sufren una pérdida de audición en ambos oídos.
Además, la laberintitis osificante como secuela de la meningitis es la causa más frecuente de sordera adquirida en la infancia y genera fibrosis y osificación de la cóclea y del sistema vestibular, lo que provoca hipoacusia y dificultad para la colocación de implantes cocleares.
Sarampión:
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Se presenta como un sarpullido en la cara y la parte superior del cuello, y tiene síntomas como fiebre alta, secreción nasal y la aparición de puntos blancos en la lengua.
Esta enfermedad puede dañar el oído interno o causar una infección con derrame del oído medio y una perforación en el tímpano. También es posible que provoque pérdida de audición por la inflamación del cerebro, dañando el nervio auditivo.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_single_image image=»1020″ img_size=»full» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Rubéola:
Es una enfermedad viral que afecta a los infantes. Pero cuando se infecta una mujer embarazada, especialmente durante los tres primeros meses de gestación, se puede producir una embriopatía.
Es decir, el feto con rubéola congénita mostrará una sordera neurosensorial, y con frecuencia puede nacer sordociego.
En general, debido a la rubéola, el órgano de Corti se daña y la pérdida auditiva puede ser moderada o severa, unilateral o bilateral, e incluso deteriorarse con el tiempo.
Parotiditis:
Se le conoce popularmente como paperas.
Es una enfermedad viral producida por el paramixovirus, un virus que afecta las células del aparato respiratorio y que luego es llevado por la sangre hacia los tejidos.
Este virus produce un agrandamiento doloroso o inflamación de una o ambas glándulas salivales parótidas y de las que están situadas bajo la mandíbula.
Tras el padecimiento de una parotiditis se produce una hipoacusia transitoria en alrededor del 4% de los pacientes, y persistente en muy pocos casos. Además, suele ser unilateral. Es decir, la sordera como consecuencia de las paperas es una complicación rara y se da cuando se ha dañado el nervio auditivo comúnmente en un solo oído.
Otras enfermedades como el herpes pueden generar sordera permanente (en algunos casos excepcionales) o parcial como complicación del diagnóstico. Debido a esta situación, la sensación de vértigo puede durar desde días hasta varias semanas.
Si usted o alguien de su familia está sufriendo de pérdida de audición, contáctenos.
En Clínica de Rehabilitación Auditiva hacemos desde valoraciones auditivas y distintos tipos de pruebas clínicas hasta asesoría, soporte y venta de prótesis.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]